Luz de emergencia nació con la intención de hacer pensar a todos los componentes de las sociedades contemporáneas (ciudadanos, responsables públicos, medios de comunicación) en la situación política y social de las personas migrantes hoy en Europa. Se trata de hacer que se oigan las voces de los ciudadanos a través de medios de expresión artística para enviar señales claras que deben alarmarnos colectivamente con respecto a la pérdida progresiva de algunos valores humanistas como la hospitalidad, el reconocimiento o la preocupación por el prójimo.
La luz de emergencia se utiliza como símbolo central del proyecto. Nos remite a una experiencia angustiosa compartida por un grupo de personas, pero también va acompañada por un destello de esperanza que ilumina el nuevo horizonte. Al lanzarla hacia el cielo, la luz de emergencia brilla y se convierte en un nuevo punto de referencia hacia el que convergen todas las miradas y, sobre todo, en un modo de interpelar a las personas presentes para llevarlas progresivamente a moverse, a cambiar de posición y a concentrarse colectivamente en «aquello que debe ser rescatado». Al dispararla hacia arriba, la luz de emergencia simboliza además, con su movimiento vertical, la manera en la que el proyecto intenta interrogar a los responsables públicos sobre la actual situación de las personas migrantes.
La iniciativa artística prosigue el trabajo emprendido para realizar la Enciclopedia de los migrantes.
La idea original es crear formas artísticas significativas que sean capaces de hacernos pensar en un tema eminentemente político a través de un enfoque sensible e íntimo. Eso debe hacernos reflexionar individual y colectivamente sobre el futuro de nuestra vida en sociedad y sobre los valores que queremos defender. La exploración artística (escenografía, puesta en escena, composición musical) se guiará por ese principio a lo largo de todo el proyecto. Los textos incluidos en la Enciclopedia de los migrantes, así como los métodos que permitieron su publicación, servirán de punto de partida para las creaciones artísticas en su conjunto.
Los países en los que se desarrollará el proyecto a escala europea son: Francia, Bélgica, Portugal, España, Italia y Turquía.
Los procesos de creación artística desarrollados a lo largo del proyecto contarán no solo con los artistas, sino también con personas de distintos ámbitos. Artistas, ciudadanos, investigadores de ciencias humanas y sociales y estudiantes de las diversas ciudades implicadas contribuirán en el proyecto en función de sus capacidades y de sus ganas durante el tiempo de trabajo colectivo. Por ejemplo, miembros de la sociedad civil podrán formar parte de los grupos de reflexión para trabajar en la metodología del proyecto o participar en el espectáculo y aprender técnicas junto a los artistas. Además, se invitará a los investigadores de ciencias humanas a adoptar una mirada crítica sobre el proyecto desde el punto de vista de sus disciplinas y, en particular, sobre la forma en que se aplican los derechos culturales. Por último, participarán estudiantes de escuelas de Bellas de Artes en la creación de la identidad gráfica del proyecto. De ese modo, se implicará a todo un equipo internacional y multidisciplinar para llevar a cabo el proyecto, desde su diseño hasta su divulgación, siguiendo un modelo participativo. Crearán todos juntos un espacio en el que se puedan intercambiar y transmitir conocimientos y competencias.